lunes, 17 de noviembre de 2008

Paulatina Mañana

El techo estaba demasiado alto… miraba hacia arriba para no encontrarme con tu mirada, que sabía que dormía a mi izquierda… intenté recordar una melodía que solía alegrarnos… te juro que lo intenté, pero no me acordaba de nada. El techo parecía moverse para darle paso a la lluvia, que desde afuera se hacía presente gritándole a las tejas. Me acordé de cuando pusimos esas tejas… pero vos no querías tejas… vos querías… vos querías otra cosa… perdoname, me olvidé lo que querías…
Me incomodé por un segundo, y después me volví a sentir a gusto… en la cama me volví a sentir a gusto… pero para asegurarme… si, ya se, a vos no te gusta que me asegure de todo, pero bueno, es una obsesión que tengo, no lo controlo, como vos no me controlabas a mi… ni yo a vos… en fin, para asegurarme me moví un poco sobre el colchón, muy poco para no despertarte, a penas un poco, me gustaba no verte y saber que dormías, por eso me moví poco… sin embargo, me volví a sentir incómodo… peor que antes, creo que fue porque no te habías despertado…
Aspiré, como último intento accidental de despertarte, corto y fuertemente… pero seguías ahí… quizás soñando… quizás pensando en que las tejas fueron mejor elección que… que la… me olvidé… perdón.
De pronto pensé que en realidad nunca estuve cómodo. Que en realidad siempre dormiste mal… vos, quiero decir… vos siempre dormiste mal, ¿no?... si, si me acuerdo que te quejabas de un dolor en la espalda… o en el cuello… no me acuerdo… pero por eso compramos ese colchón ortopédico que a mi no me gustaba… pero igual lo compraste… no volviste a dormir bien, pero igual lo conservamos…
Alguna ves la habremos pasado bien… no me acuerdo ahora pero… si, una vez… ¿te acordás de ese tango?... el de Piazzola… ¿era de ese? Si, era de Piazzola, que entrábamos en un comercio y yo te dije… ¿que te dije? No me acuerdo que te dije… en realidad ni me acuerdo bien del tango… o del comercio… quizás fue donde compramos las tejas… pero no creo… no, las tejas nos las trajeron… me acuerdo por que vos las recibiste… ¿o fui yo?
Cada vez estaba más incómodo… yo, yo estaba incómodo… vos estabas durmiendo, creo, porque no te escuche mientras respiraba… mientras yo respiraba digo… no te escuche…
Creo que fue ahí que me di cuenta… cuando no te escuchaba dormir… y que yo me sentía tan incómodo… creo que si, fue ahí, que vos estabas bien dormida, casi ausente, y yo incómodo… y que me había acordado tan poco de vos… de nosotros… creo que era por eso que vos habías dejado de dormir tan bien… ¿y por qué otra cosa si no? Yo siempre dormí bien en ese colchón… entonces decidí, al azar, que me iba a ir…
Algo me retuvo por lo menos… dos segundos… o minutos, que se yo, pero en ese tiempo pensé minuciosamente mi partida. Me iba a levantar muy lento… para no despertarte me iba a levantar lento… ni me iba a poner las pantuflas… ya ni sabía si las pantuflas me las habías regalado vos o esta chica morocha que vivía en caballito… no me acuerdo su nombre… la que tenía el primo en algún lugar de España… ahora no me acuerdo en que lugar… bueno, espero que te acuerdes…
Iba a agarrar la ropa que me había puesto ayer y me iba a ir a vestir al baño… y todo lo iba a hacer lento… lo iba a hacer lento para que no te despertases, pero quizá lo iba a hacer así para ver si te levantabas y me decías que no me valla, y que las tejas si te gustaban… pero no, era para no despertarte… creo…
Iba a agarrar las llaves del auto y me iba a ir derecho a la puerta para salir y cerrarla… sin llave la iba a cerrar… y después… después me iba a ir… pero, a último momento, me iba a arrepentir. No sé por qué me iba a arrepentir, pero iba a volver a la cocina, tomarme un café tibio, porque iba a estar muy apurado… aunque todo iba a ser muy lento, iba a estar muy apurado yo… es que no te quería despertar, por eso iba a ser lento, paulatino, despacio, manso, porque no te quería despertar. Iba a dejar el café, que también podría haber sido un té, aunque la infusión me hubiese llevado demasiado tiempo… no, mejor iba a ser café… Iba a dejar el café por la mitad, tomar una hoja para escribirte que no iba a volver… que si querías podías cambiar las tejas, que no me iba a importar y que yo te quería, pero vos dormías muy mal… pero no te iba a poder escribir, por que no iba a encontrar una lapicera … y a pesar de que todo era muy lento yo estaba apurado… porque no te podías levantar… por fin amanecerías sin molestias, por eso no te podías despertar… no, todavía no…
Por fin iba a tomar las llaves del auto nuevamente, y me iba a ir… pero no por adelante, mejor por atrás, porque por atrás casi nunca salía, así que mejor iba a ser por atrás.
Después de pensarlo todo minuciosamente, abrí los ojos… que en realidad no me acordaba que los había cerrado, pero los abrí… así que los debo haber cerrado… y cuando abrí los ojos, y estaba a punto de empezar con el primer paso de mi pausadísimo plan, me acordé que antes te tenía que ver… casi intento acordarme hace cuánto tiempo atrás no te veía dormir bien, pero me recordé que esa mañana no me iba a acordar mucho, así que no me preocupé.
Me di vuelta… con los ojos cerrados me di vuelta, porque creo que parpadeé, pero no me acuerdo bien… no, si, parpadeé… pero fue largo el parpadeo… me acuerdo que el parpadeo fue largo…
Ansioso por que ese eterno parpadeo terminase y pudiese ver tu plácido sueño, mientras mis ojos se abrían, pude ver que tus sábanas estaban corridas muy cuidadosamente, que la ropa que te habías puesto ayer no estaba donde debía estar, que tus pantuflas, regalo de María cuando volvió de ir a ver a su hermano a Barcelona, seguían tan frías como siempre debajo de la cama, que tu pijama yacía inmóvil en el baño, que te habías ido por la puerta de atrás y te fuiste con el auto y lo único que me dejabas era media taza de café frío en la cocina junto a una hoja blanca reluciente…
Cuando abrí los ojos del todo, me acordé que vos no querías tejas… querías losa…

No hay comentarios: