viernes, 31 de octubre de 2008

La Lista del Super

Buscar soluciones a problemas que no existen
Encontrar cosas que no están perdidas
Mirar lo invisible
Enloquecer de cordura
Vivir la infancia cuando se esté jubilado
Congelar el fuego
Descubrir algo inútil
Volver a donde nunca se estuvo
Hablar sin decir nada
Sonreír lágrimas
Y llorar alegrías
Vivir con intensidad la muerte propia
Entender lo incomprensible
Preocuparse de lo seguro
Caminar
O cantar
Buscarle sentido a este texto
Imaginar lo que ni te imagines
Caerse parado
Cabecear con las manos
Impedir lo imposible
Creer lo increíble
Comprender lo que es no entender nada

Terminar esta lista.

DD: Disociar es Divertido

jueves, 30 de octubre de 2008

¿porqué las máscaras de gas generan imagenes tan violentas?


Prometo que en el proximo posteo subimos de gris oscuro a gris claro, y con suerte a blanco papel fresco. =]

martes, 28 de octubre de 2008

El Cuervo - Edgar Allan Poe

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyese de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —Exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —Exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
En el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!
- Edgar Allan Poe

lunes, 27 de octubre de 2008

Caúsaco y Larrem

(Caúsaco y Larrem se encuentran en una habitación, tomando el té. Ambos pertenecen a la alta sociedad, pero Caúsaco es claramente más poderoso que Larrem, quien esta sentado en una silla, inmóvil, con la mirada fija en un punto, ahogado en sus pensamientos, con la taza de té en sus manos, que se enfría. Esta desalineado y visiblemente agobiado por el insomnio.)
Caúsaco: - Larrem, hay algo que no entendes. Acá, vos no sos la víctima, sos el victimario. No se trata de llorar por tu indecisión, sino por las mujeres. Larrem, pensá un poco en las mujeres. No en las tuyas o en las mías, pensá en la mujer en sí. No voy a decir que son divinidades ni que son sagradas, porque no lo son, pero sí las considero mucho más importantes que los hombres. No más útiles, ni más inteligentes,, ni por eso tampoco menos útiles o menos inteligentes, pero sí más fuertes del corazón, más hábiles en el manejo del amor pero más sensibles, y por ello, más importantes. Larrem, las mujeres fueron sometidas por el hombre durante años, y aún así, los hombres se quedan sin palabras frente a ellas. Aún así, ellas son más capaces de amar. Aún así, aman a un hombre. El hombre, por otro lado, se cree ser menos hombre por amar. El hombre se somete a sí mismo Larrem y, a diferencia de la mujer, no logra salir de ese sometimiento. Pero ese es otro tema, y no pienses que te considero menos hombre por amar a varias mujeres. Te considero un irrespetuoso. No me importa cuantas lágrimas hayas derramado por tu indecisión, sos un irrespetuoso aún hayan sido una gota o tres torrentes. Me importa que no hayas derramado ni una sola por darles esperanzas a varias mujeres, para luego solo quedarte con una. Una mujer feliz, no quita que haya cuatro corazones rotos Larrem. Y cinco mujeres a la espera de tú decisión, no son cinco mujeres felices.
Me decís que las amas Larrem… ¿pero con qué intensidad? Ni el corazón más amplio tiene lugar para amar a cinco mujeres. Mucho menos el tuyo. Larrem, ¿vos sabes lo que es el amor? O mejor aún, ¿vos sabes lo que es amar a una mujer? Yo, amando a una sola mujer, ante la más mínima indecisión, la tuve que dejar. Sufría por mi indecisión, sí, pero más sufría por ella, que yacía a la espera. Dejé que me dejara completamente, pero para que ella pueda ser feliz sin tener que esperarme a mí y a mis incertidumbres. Y a pesar de que hoy me arrepiento de mi decisión, ella, hoy por hoy, es feliz, y no me odia. Prefiero vivir equivocándome, a hacer sufrir a la mujer que amo.
Pero querido Larrem, lo más grave de todo esto, no solo es que te metiste con cinco mujeres. No es que tu confusión producida por estas cinco mujeres que te aman, se esté manifestando en ellas y las hieran del mismo modo que te hiere a vos. No es que expreses amor incondicional a cinco mujeres y lo hagas sin vergüenzas. Lo más grave de todo esto, es que te metiste con mis mujeres Larrem. Con una de mis hermanas. Con Cármida. Sabes bien, que hasta el día de hoy te considero un gran amigo, y te estimo casi tanto como estimo a mis hermanas, en especial a Cármida. Pero, Larrem, ya no puedo seguir viéndola alimentada de falsas esperanzas. No niegues que son falsas. Las posibilidades son de una en cinco Larrem, estadísticamente son falsas. Así que te pido por las buenas que te vayas. Mi hermana es una mujer fuerte, pero esta situación ha corrompido su fuerza. Y las otras cuatro mujeres, no se merecen perder el tiempo esperándote. Larrem, andate y toma una decisión que le ponga fin a ésta situación. No vuelvas hasta que estés decidido por una de ellas, porque de hoy en más, me olvido de nuestra amistad, y pongo por delante a Cármida. De hoy en más, todo lo que sé de tus amoríos, será conocido por Cármida si algún día te vuelvo a ver. Larrem, espero volver a verte algún día decidido por una sola mujer.

sábado, 11 de octubre de 2008

La Carta

Prida:- Exaltada, corrí a su encuentro. Me había llamado. Me sentía feliz. Sabía que no me amaba, pero el solo hecho de haber sido llamada por él me llenaba de felicidad. Lo amaba en silencio. Yo era su confidente. Sólo por estar con él, debía sufrir cada uno de sus relatos a cerca de otras mujeres. Sus amores imposibles. O sus amores posibles. Años llevando a cabo esta tortura. Pero ese día, su voz me llamaba con un tono diferente. Había una confidencia diferente. En su voz, yacía una intención diferente a la mera necesidad de desahogar sus tensiones de amor. Exaltada corrí a su encuentro, y exaltado lo encontré. Tomó mis manos con las suyas. Él estaba tenso. Yo estaba nerviosa. Me confesó que yo era la única que lo entendía. En la única que el siempre confiaría. Era el momento perfecto. El momento de confesar mi amor. Pero entonces, él posó en mis manos el sobre. Un pequeño paquete cargado de palabras, perfumado de bellos significados. La carta.
Me encomendó el mandado. Debía cargar con sus sentimientos y depositarlos a los pies de alguna dama. Su amor partía de Buenos Aires esa tarde y su última oportunidad de expresarle su amor yacía sobre mí. Sobre el blanco del papel, el remitente rezaba “Roxana”. Roxana se llamaba… se llama (saca un sobre viejo, húmedo y amarillo por el tiempo. No tiene remitente). Camino al puerto, desgarrada por el engaño de mis ilusiones, me di cuenta que mis lamentos borraron la tinta del sobre. Ya no había a quién entregar la carta. O bien, cualquiera podía recibirla. Entonces, allí comenzó mi desgracia. Si corría al puerto, él correría hacia Roxana y viajaría con ella, y yo me quedaría sola. Si le devolvía la carta, Roxana jamás la recibiría y él se quedaría, pero ya no confiaría en mí y no volvería a hacerlo nunca más. Jamás podría mentirle, suficiente dolor siento con ocultarle la verdad. Me quedé con sus palabras. Sus palabras de amor son mías. No me atrevo a leerlas, pero son mías. Con éste sobre en mi poder, yo sé que el me ama a mí. Estas palabras, hoy son para mí. A cambio, solo tengo que renunciar a verle, a hablarle o a escucharle. Pero el me ama. Yo sé que me ama. Yo tengo sus palabras. Él me ama.

jueves, 9 de octubre de 2008

siempre hay algo más


La casa de Faire

(Un grupo de gente se encuentra en el centro del escenario, llevan ropas viejas y sucias, pero no harapientas. Todos se encuentran absortos en un mundo propio, recordando situaciones felices, pero sus caras están deshechas, deformes y marcadas por sus llantos, que cada tanto se visualizan. Entre ellos, Faire, un hombre vestido con un traje en las mismas condiciones que las ropas del resto de los personajes, sentado en un sillón de madera, rodeado por los demás, a quienes observa con lástima y acaricia a alguno de vez en cuando. Se para, da unos pasos al frente. El resto a penas se percatan de los movimientos, un tanto nerviosos, pero rápidamente vuelven a sus historias imaginarias).
Faire: -Privados del amor. Refugiados en el silencio. En el olvido. Destinados a vivir entre ilusiones, entre sus sueños. Rechazados por Afrodita y deportados a ésta, mi casa, el hogar de nadie, el hogar de los pobres que lo tienen todo, pero, aún así, les falta lo único. Quienes sufrieron la esperanza y hoy sus heridas se alimentan de las sales de sus iguales. Se escuchan sin oírse. Se ven sin mirarse. Sus mentes, yacen intranquilas en las memorias que los hostigan. Memorias, que cuanto más intentan olvidar, más han de recordar. Son sus mentes las que se encuentran embriagadas, llenas, ahogadas y perturbadas de amor, cuando son sus corazones quienes deberían estarlo. Corazones que saben gritar, que aprendieron a llorar.
Ellos, conocieron la desesperación. Aprendieron a rendirse. Yo, los mantengo a salvo. Me preocupo por ellos. Por lo que queda de ellos. Quizás por lástima., por pena. Quizás por que les tenga algo de cariño. Quizás porque se los debo. Porque me salvaron. Porque gracias a ellos, aprendí lo que hace el amor. Gracias a sus desgracias, supe evitar el amor. Yo, no amo. Yo, nunca amé. Y por sobre todas las cosas, no derramaré una sola gota de mi cuerpo ni un minuto de mi tiempo en despistarme por los caminos en los que ellos han sucumbido. Yo, soy dueño de la felicidad. Los demás, se enriendan en buscarla en los minados campos del amor, y donde terminan sin encontrar lo que buscaban y perdiéndose ellos mismos en él. No vivo en el júbilo, no, pero en mi desgracia y sin amor, se me hace más fácil engañarme. Prefiero engañarme a mí mismo a ser engañado por lo que ellos osaron llamar “amor”. ¿De qué sirve enamorarse si uno puede acabar como ellos? ¿De qué sirve vivir un momento breve de júbilo para luego vivir en la desgracia… (retrocede al sillón hasta sentarse en él nuevamente) en MI casa?
(El resto de los personajes se abalanzan contra él sin moverse de sus lugares, aferrándolo a su sillón. Faire sonríe placenteramente. Los personajes empiezan a aumentar sus murmullos y llantos hasta convertirse en un ruido ilegible)
(Apagón)

jueves, 2 de octubre de 2008

Sweeney Todd



Wait! What's your rush?
What's your hurry?
You gave me such a...
fright! I thought you was a ghost!
Half a minute, can't ya sit?
Sit ya down!
Sit!
All I meant is that I haven't seen a customer for weeks.
Did ya come here for a pie, sir?
Do forgive me if my head's a little vague.
What is that?
But you'd think we had the plague.
From the way that people
keep avoiding!
No you don't!
Heaven knows I try, sir!
But there's no one comes in even to inhale!
Right you are, sir, would you like a drop of ale?
Mind you I can hardly blame them!
These are probably the worst pies in London.
I know why nobody cares to take them!
I should know!
I make them!
But good? No...
The worst pies in London...
Even that's polite!
The worst pies in London!
If you doubt it take a bite!
Is that just, disgusting?
You have to concede it!
It's nothing but crusting!
Here drink this, you'll need it.
The worst pies in London
And no wonder with the price of meat
what it is
when you get it.
Never thought I'd live to see the day.
Men'd think it was a treat
findin' poor
animals
what are dyin' in the street.
Mrs. Mooney has a pie shop.
Does a business, but I notice something weird.
Lately, all her neighbors cats have disappeared.
Have to hand it to her!
What I calls,
enterprise!
Poppin' pussies into pies!
Wouldn't do in my shop!
Just the thought of it's enough to make you sick!
And I'm telling you them pussycats is quick.
No denying times is hard, sir!
Even harder than the worst pies in London.
Only lard and nothing more-
Is that just revolting?
All greasy and gritty?
It looks like it's molting!
And tastes like...we'll pity.
A woman alone...with limited wind
And the worst pies in London!
Ah, sir
Times is hard.
Times is hard.


Bueno, sí, pasar de Amelie a Sweeney Todd es un cambio bastante brusco, sin embargo sigo firme en decir que Amelie es la mejor película. Pero, ésta película, por más bizarra que sea, también se merece ser recomendada. Ésta escena y ésta canción, son una de las que más me divierten. Desde coimedia, a drama, pasando por lo más bizarro al mejor estilo Tim Burton, uno de los directores más divertidos e imaginativos que vi en mi vida. FLACO! TE BANCO!jaja. Y para finalizar, tengo que decir, es obligación decirlo... ¡Qué Fotografía espectacular que tiene esta película por dios!.
Si no la vieron, veanla, y si ya la vieron, veanla de nuevo

Un saludo gente
Me fui para otro lado
AereO y VagabundO