domingo, 18 de septiembre de 2011

Escritos sin pensar. Escuchando Radiohead.

Tengo apetito de crecer. Estoy cansado de dar consejos que todos parecen entender, menos yo. Estoy cansado de ser fuente de aguas que no sacian mi sed. Quisiera nadar en un mar de agua dulce, y me conformo con navegar sin remo ni vela, acompañado solo de la traicionera razón. 

Ahí yace todavía en su veleta guiada por la luna, el hombre que no encuentra puertos, porque no los busca, pero los desea. Y allí va la luna que lo engaña, haciéndole ilusión de compañía eterna. No existe ni el barco, ni el hombre ni la luna, pero allí están. El hombre que le habla a su solitaria de plata.

Todo aquello que alguna vez nombramos, por haberlo nombrado, ha dejado de existir, pues lo hemos reinventado. No hay bondad ni maldad, pero hemos reinventado el mundo bajo éstos términos básicos, rudimentarios, y, sobre todo, reduccionistas. Ni difícil, ni fácil. El mundo se presentó puro, y nosotros lo interpretamos erróneamente, al interpretarlo. Tanta palabra, pera evitar sentir lo más sencillo, la existencia simple y llana.

Siento y luego pienso. Siento y luego pienso. Siento y luego pienso. Siento y luego pienso. Y no entiendo. Por más que piense profundamente, por más que lea intrincados libros de filosofía, por más que aplique métodos avanzados, métodos viejos, métodos nuevos, métodos inventados, o no aplique métodos y piense y piense y piense, no lo entiendo. Pero una cosa es segura: Siento. Y como un idiota, luego pienso.

Ahí van las mil y dos flotas de hombres varados en corrientes de agua-cristal... Mi botecito no es grande, ni modesto. Pero es de madera y tiene dos libros y medio. Un día me cansé de mirar al horizonte, y me acosté a descansar. El bote se mece muy tranquilamente. La madera sin pintar tiene olor a anécdotas de mentira. Y mientras en el horizonte me deleitaba con el fin y el inicio del sol, el cielo me cuenta historias apasionantes, que no importa de dónde vienen, ni a dónde van. Pero son historias que te llevan de aquí a allá.


1 comentario:

Andrea dijo...

Ambiguo... profundo, pero ambiguo.